domingo, octubre 26, 2008

Milagro en la ciudad



anoche subí a un taxi, el chofer era un tipo gordito, de unos 45 años, alto, su ropa (posible indicador) señalaba que era una persona de pocos recursos económicos..., tenía en sus ojos frustración y bronca...

ese hombre me mira (pasando una media cuadra de no decir nada, más que la dirección a la que me dirigía), me pregunta. qué lees?, yo lo miro y le contesto, qué? . que qué te gusta leer? yo, algo confundido, le digo, mmm no sé, de todo, él me dice, bueno, sabes por qué la gente se vuelve loca?, -yo asustado-, No... porque hay muchos motivos, -me dice- hay locos, que se hartan del mundo, otros que no lo entienden, y otros que no podemos más- ahí si, pensé, por dónde salto? este man está tronado..

continuó hablando... me contó cómo es la vida de un escritor frustrado, que no puede hacer nada más que manejar un taxi, para llevar 80 bolivianos de verdura a su casa, y a veces no puede llegar a esa cantidad, y me dice. cómo te sentirías de hacer lo que no te gusta, y encima que te jodan cuando ya no puedes más... nadie quiere publicar mis escritos, mis poemas, nadie cree en mí, porque no soy un hombre de trajes, y tengo que manejar esta mierda, en frío, lluvia, porque tengo una familia que espera que no los defraude, aun que yo ya me defraude hace mucho...

Me preguntó sobre por qué los extranjeros vienen a Cochabamba, yo le contesté, -ni idea man-, me dijo, vienen a ver un suceso extraordinario que está pasando, que nadie esperaría, a mí, por que soy un milagro, y porque vienen a escucharme hablar, no soy un científico, no soy un genio, pero he leído mucho y puedo conversar con las personas, que también son milagros de Dios...

Ese hombre no era un evangelista predicador, lo pude notar, por la forma en la que molestaba a las chicas, por que tenía antojos de una cerveza, no era alguien que va por ahí intentando cambiarte la religión ni la fe. tal vez ese hombre cansado, gordo, abatido, viejo y frustrado, era el milagro más grande de la vida, porque logró hacerme sonreír con sus palabras, tal vez era el mismo Dios, que bajó a visitarnos... o tal ves simplemente, quería hablar con alguien...

PD. La fotit.. es mía... XD...

4 comentarios:

Vania B. dijo...

Qué triste que nadie crea en uno, empezando por la familia. Debe ser como para escaparse lejos, lejísimos hasta encontrarse.

Un abrazote hasta Cocha.

Anónimo dijo...

Terrible situación la del taxista. Si yo que laboro en algo que me gusta y me siento a veces secuestrada por el mundo laboral, me imagino el sentir de ese señor.

Mis votos porque él sea feliz, percibí que es un hombre de bien.

Un abrazo de libertad!

Adrián dijo...

Era yo el taxista

Azael dijo...

Cápsula...llegó tu abrazo.. gracias. y bueno más que triste es frustrante... pobre hombre, se notaba la bondan y la ausencia en su mirada

Uy Lully a mí me pasa alguna vez... que tengo que hacer cosas q no quiero, pero trato de sacarla una p[artida positiva


Adrián... todos somos el taxista en algún momento